
Esta novela de Paul Auster incluye los ingredientes típicos con los que suele preparar sus obras, la casualidad, las desapariciones, lo inesperado, historias dentro de historias, fuerte dosis de drama, etc. El comienzo es sumamente atrayente, siguiendo un estilo cercano al de las novelas policiales: un escasamente conocido actor de cine mudo creído muerto hacía decadas, contacta misteriosamente con el protagonista al saber que éste había efectuado un estudio sobre su obra. Por otro lado es una novela muy cinematográfica, más por el contenido que por la forma.
Así pues los seguidores de Auster no quedarán defraudados encontrando quizá la pega -si es que lo es- de toparse de nuevo con las estructuras y obsesiones habituales del autor.
Leí el libro en inglés. El estilo de Auster es muy claro y sencillo de leer.